Llegar a Ciudad Verde para los residentes implicó un cambio en las condiciones de las viviendas, vecindarios y diario vivir. Por ejemplo, Adriana manifiesta sentirse a gusto por el acceso a infraestructura pública y nuevas oportunidades con mejor calidad para ella y su familia. Nidia comparte esta opinión; incluso, compara las condiciones de limpieza y uso del espacio público en Bogotá; en su perspectiva, a la ciudadela le va mucho mejor que a la gran ciudad. Estela comenta que para ella su relación con Ciudad Verde fue casi un flechazo, apenas vio un video de lo que ofrecía la ciudadela, quiso ir a hacer su vida allí.

Hay consenso entre los participantes en que Ciudad Verde es un gran lugar en donde vivir; sin embargo, los costos de los servicios y los alimentos ponen en aprieto a las familias, las cuales en su mayoría cuentan con recursos muy limitados, aún cuando en sus recibos figure que su estrato socioeconómico es 3. Samuel, Cecilia, Estela y Laura concuerdan en lo anterior. Laura por ejemplo menciona que el alza constante de los alimentos es una realidad constante y Cecilia indica que en Bogotá los alimentos son más baratos. Samuel también afirma que pese a ser pocos en su hogar el recibo del agua o el gas llegan con tarifas altas.

Como ocurre en cualquier vecindario, y más en un lugar en el que todos llegan como nuevos, la construcción del sentido de comunidad es un proceso. En el caso de Ciudad Verde, Nathaly afirma que trabajar con el Comité de Convivencia y en el Consejo de Administración le ha permitido conocer a más personas y acercarse a la oferta de actividades de la ciudadela y todas las situaciones cotidianas. El espacio público, en especial las zonas verdes como la montaña es otro componente de la ciudadela que permite construir lazos y es un punto de encuentro y recarga de energía para todas y todos tal como lo dice Katherine. En contraste, para Luz Marina las basuras y las mascotas pueden ser un punto débil, alejando a vecinos y generando conflictos.

Para muchos llegar a Ciudad Verde representa cumplir el sueño de tener una casita propia. Marina resalta el número de habitaciones, la vista y luminosidad de su hogar. Otras personas, como Ruby, afirman que la alegría por tener vivienda propia es incomparable. En torno a este subtema Samuel propone una idea interesante: Por qué no pensar en estrategias para apoyar a quienes viven en la ciudadela en arriendo para comprar el apartamento en el que viven; 'al final todos queremos eso, ¿no? Tener casita propia,' afirma.

La mayoría de las reflexiones en cuanto al bienestar tienen que ver con las oportunidades económicas y laborales que la ciudadela ofrecer, o no ha logrado aún ofrecer a sus residentes. Luis afirma que se deben diversificar las actividades económicas, pues pareciera que Ciudad Verde fuera una ciudad dormitorio o un lugar con infraestructura buena pero con pocas oportunidades. Por su parte, Marta menciona que los precios de arrendamiento en la Galería son muy altos, por esta razón no alquilan y se fomentan las ventas ambulantes. July complementa que la vida de los vendedores ambulantes es compleja, más cuando no hay oportunidades y los vecinos se molestan por usar el espacio público sin tener en cuenta una mirada macro de la situación.